Un día de 1893, cuando las velas y las lámparas de aceite todavía acompañaban a los canarios en la oscuridad, se hizo la luz a través de un simple interruptor. La historia comenzó en la Nochevieja de ese año, cuando Santa Cruz de La Palma se convierte en el primer lugar del Archipiélago en disfrutar de suministro eléctrico.
Los trabajadores que hicieron posible la llegada de la luz eléctrica quedaron retratados en esa época. No es de extrañar que algunas imágenes, como uno de los empleados subiéndose por una gran escalera apoyada en un cable de luz, dejen claro que eso ocurrió hace más de cinco décadas. Asimismo, entre las aportaciones más destacadas se encuentra la copia de la modificación de contrato de arrendamiento del servicio del alumbrado eléctrico de Santa Cruz de Tenerife, fechada el 24 de enero de 1900.
La evolución del suministro eléctrico en Canarias puede rememorarse gracias a la colaboración de algunos operarios en activo de la compañía, prejubilados, jubilados, exempleados e, incluso, sus descendientes; todos ellos con una pequeña parte de su vida puesta en las centrales eléctricas. En total, 70 personas hicieron posible recuperar parte de la historia del Archipiélago. De esta manera, para la recolección, Endesa contó con la colaboración de 44 grancanarios, nueve tinerfeños, cinco palmeros, tres conejeros, cuatro gomeros y cinco majoreros.
El arduo trabajo vio sus frutos tres meses después de iniciar la búsqueda. La Memoria Encendida logró, a través de las donaciones de los 70 participantes, 1.959 fotografías, 221 documentos, 70 elementos de patrimonio tecnológico, siete vídeos, dos libros y 38 materiales de otro tipo. Esta iniciativa ha hecho posible que Canarias cuente con el primer archivo histórico centrado, exclusivamente, en la luz eléctrica.
Los resultados del proyecto fueron presentados ayer en un acto realizado en la capital tinerfeña. José Manuel de la Cruz, director provincial de la compañía en las islas occidentales, fue el encargado de inaugurarlo.
Pero los verdaderos protagonistas del evento fueron aquellas personas que cedieron fotografías y otros documentos a la empresa como, por ejemplo, Anastasio Medina, uno de los participantes que aportó su granito de arena al proyecto.
La mayoría de las contribuciones proceden de Gran Canaria. En total, 1.390 fotografías, 150 documentos, 46 escritos de patrimonio tecnológico, tres vídeos y un libro. Aunque las aportaciones sean menores, también hay que destacar los documentos procedentes de La Palma, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y La Gomera.
Gracias a La Memoria Encendida, ahora es posible rememorar una época de grandes pasos, desde 1893, con imágenes de la primera central eléctrica, hasta la sociedad actual, que ha olvidado lo que es vivir con las ya oxidadas lámparas de aceite.
Fuente: La Opinión.es
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